«He pasado por dos embarazos y dos partos, cada uno de ellos completamente diferente de principio a fin, pero ambos trajeron la misma ilusión y felicidad. ⁣

El primero fue un embarazo complicado desde el principio. Desde las primeras revisiones mi líquido amniótico estuvo más bajo de lo normal, por lo que me recomendaron “reposo”. ⁣

Todo el embarazo fue un vaivén de emociones, una montaña rusa. Una semana el líquido estaba bien (celebración, alegria) y a la siguiente volvía a estar bajo (tristeza, angustia). No sabía si había algo “raro” con mi bebé y me pasé todo el embarazo con ese miedo en mi cuerpo. ⁣

Vino al mundo a través de una cesárea porque venía de nalgas, y aunque la operación me creaba cierto estado de ansiedad, me podía más la ilusión de conocer por fin a mi bebé. ⁣

El segundo embarazo fue todo lo opuesto, desde el minuto uno todo estuvo bien. A pesar de no tener un segundo para descansar, ya que tenía un niño de 3 años que demandaba toda mi atención, lo viví con total paz y tranquilidad. Fue parto natural sin ningún tipo de complicación.⁣

A pesar de las diferencias, los dos embarazos los viví con máxima intensidad y no cambiaría la experiencia por nada del mundo.⁣

Aunque el convertirse en mamá es un camino lleno de miedos, preocupaciones, temores, etc., esta imagen es la que representa para mí la maternidad, pura y plena felicidad.»⁣